Hoy te pregunté:" ¿Cómo se aprende a amar?"
"Amando" - me dijiste.
Simple. Aprendemos en la acción.
No es la primera vez que tú y yo tenemos esta conversación. Yo diría que la tenemos varias veces al año: cada vez que me siento inadecuada, o cada vez que miro hacia adentro y no me gusta lo que veo, cada vez que me enfrento a mis inseguridades, mis motivaciones imperfectas; cada vez que descubro que el centro de mi vida soy yo y nadie más.
Y no es la primera vez que siento tu voz en lo profundo de mis ser: "Se aprende a amar, amando"
La vida es escuela de amor. No los libros. No las ideas.
Pero todos vivimos y no todos aprendemos a amar. ¿Por qué?
-Porque no vivimos la vida conectados a la Fuente de Amor.
-Porque aunque todos queremos ser amados, amar-y amar bien- parece ir en contra de nuestro instinto.
-Porque tenemos miedo de no ser amados en la misma medida que amamos.
-Porque en el mismo centro de nuestras vidas está nuestro ego- desmesurado, grande- que no deja lugar para otros.
Lo que no nos damos cuenta es que amor genera amor.
Lo que no me doy cuenta es que el amor genera amor.