Saturday, February 11, 2012

Escritores Católicos o Católicos que Escriben

 En los círculos católicos en que me desenvuelvo, Tolkien es famoso.También lo es Chesterton, Graham Greene, Evelyn Waugh, Flannery O'Connor, Walker Percy, Michael O'brien y otros que no me vienen a la mente. Un día se me ocurrió buscar si había algún escritor, vivo o muerto, que escribiera en español y que se pudiera comparar con estos famosos escritores ya citados.
Buscando en el internet, me crucé con estos nombres:


Juan Manuel de Prada
Jesus Sanchez Adalid
Pablo D'Ors

Pero más interesante aún me encontré con este post De Etiqueta . En el post, pero sobre todo en la vivaz discusión en los comentarios comentan en la necesidad de la etiqueta escritor católico. Hay quienes opinan que una etiqueta es innecesaria y hasta indeseable. Pero la idea que me dio que pensar es que los grandes escritores Católicos (vamos a dejar la etiqueta intacta por el momento) han surgido en países o culturas donde el Catolicismo es minoria, donde la lucha por mantener la fe, por ir contra corriente ha sido una lucha ardua. Inglaterra, por ejemplo. En España, donde todos son católicos ( o eran porque hay quien dice que España no es ya católica), la etiqueta no tiene sentido. Entonces alguien dijo que hay que hacer una distinción entre un católico que escribe y un escritor católico.

Claro que la(s) pregunta(s) de rigor es, ¿qué define a un escritor católico? ¿son sus temas? ¿su cosmovisión? ¿el hecho de que sus personajes recen el rosario? ¿la forma de ver la vida? ¿la forma de ver el arte?

Y aún una pregunta más seria, si el mundo en que vivimos hoy en día no es católico, ni siquiera cristiano, ¿veremos un resurgimiento de autores católicos? ¿tendrán aquellos autores modernos  que la posean el coraje de llevar su fe a corazón abierto?


Thursday, February 2, 2012

Leyendo en Español: La Colmena por Camilo José Cela


Quisiera yo saber escribir! Leer, se. Escribir se me hace más díficil. Cuando busco describir lo que leo, a veces me  hacen falta las palabras. Este año quiero aprender a escribir más y a leer más y mejor. Siempre he sido ávida lectora pero, ahora siento que quiero que lo que leo, cuente. No quiero leer por leer sino para aprender.
Es por eso que he decidido que este año voy  a leer más en español. Claro que esta meta tiene mucho que ver con cierta compra que hice en octubre. Cada octubre una de las universidades locales tiene un venta de libros usados. Un verdadero paraíso para el lector. Paraíso? tentación es más preciso. Bueno, el caso es que en la mesa dedicada a lenguas extranjeras, en vez de los consabidos libros de texto, oh dicha!, había cerca de dos docenas de clásicos de la literatura española. Mi corazón se sentía un poco desbocado. ¿Qué podía yo hacer? ¿pasar la oportunidad? ¿dejar que esos libros terminen en una caja de reciclaje? NO! Así que en ese día de octubre (o era septiembre?), llegué a casa como la orgullosa poseedora de casi dos docenas de libros.
Pero como la emoción de la adquisición pasa rápido, no fue hasta hace una semana que decidí que este año, mis lecturas van a alternar entre lecturas en inglés y lecturas en español. Con eso en mente, comencé a leer mi primera selección: La Colmena, escrita por Camilo José Cela.
No se bien que me hizo escogerlo como mi primera selección de este mi año de español. Quizás fue que mi apellido de soltera es el primer nombre del autor; o quizás porque era el único libro que me sonaba de los que adquirí. Fuera cual fuera el motivo, La Colmena fue mi elección.
Cuando comencé a leer no estaba segura que me iba a gustar. La Colmena es un libro diferente. Mi primera impresión fue que, en vez de leer una novela, estaba viendo una película o documental, donde el director había decidido mover la cámara de manera rápida y sucesiva por una calle llena de gente. No hay tiempo para detenerse en ninguna de las personas que pasan por la calle, sino que sólo tenemos una sucesión de impresiones, observaciones. La novela no tiene trama o personaje principal. No tiene climax o descenlace. Sólo la sensación de que seguimos a un observador que se mueve rápidamente por una ciudad llena de gente, recogiendo impresiones o quizas tomando una muestra. Y la muestra es desesperanzadora. La gente parece desilusionada, triste. No hay dinero pero si hambre. No hay alegría sino tristeza, desesperación.
A pesar de lo dismal de la novela, no puede uno sino darse cuenta que está escrita de manera magistral. La Colmena tiene lugar durante el trascurso de tres días. Tres días en la vida de Madrid. Esta novela está llena de personajes (cerca de 300 leí por ahí). Los personajes, al principio, parecen desconectados pero, poco a poco, nos damos cuenta que hay diferente relaciones entre ellos. Me llenó de admiración como Cela pudo mantener, no, hilar, estas complejas relaciones de una manera estelar.
El año es 1942. Inmediatamente después de la guerra civil española y en medio de la segunda guerra mundial. Definitivamente un tiempo en la historia donde la alegría no abunda. Los personajes se mueven a traves de las horas de una manera triste, lenta, a veces como cerrados a la emoción.
Gracias a Dios la novela termina con un rayo de esperanza:
"La mañana, esa mañana eternamente repetida, juega un poco, sin embargo, a cambiar la faz de la ciudad..."
Estoy segura que hay más profundidad en esta novela. De hecho, me fascinaría tenerla como selección para un club de lecturar. Definitivamente habría mucho que discutir. Mientras tanto como no soy crítica literaria, después de acabar la lectura me lancé al internet a buscar una buena guia de estudio o una buena crítica. Esto es lo que encontré:

Camilo José Cela biografía

Una buena guía de estudio 

 Una buena reseña en Goodreads

Algo más científico